miércoles, 30 de abril de 2025

El 11 de Mayo nos vemos en Madrid

El próximo domingo 11 de mayo estaré en Madrid, en la Sala Antonio Bienvenida de Las Ventas, participando en una charla sobre los festejos taurinos populares.

Estaré allí hablando de organización, de legislación, de gestión, de tradición… pero, por encima de todo, hablaré desde el corazón puesto que yo no me considero un profesional del toro, sino que  soy simplemente un aficionado, un tipo de pueblo, de Morés, que empezó organizando pequeños festejos con más ilusión que medios, un tipo que siempre se ha sentido cómodo en segunda fila, escuchando, aprendiendo de los que más sabían, y que nunca ha querido dejar de ser “Alberto el de Morés”, ni siquiera cuando le han invitado a hablar en lugares como este.

Gracias a este mundo, a esta afición, he compartido muchas tardes con grandes profesionales, pero también con peñas, con asociaciones, con personas que viven esto de verdad. Sin duda, una de las cosas más bonitas que me ha dado este camino ha sido el cariño de amigos por muchos lugares de España, y como no, he de nombrar a los emboladores de Colmenar de Oreja, que han servido de nexo de unión para poder estar aquí. No sería justo dejarme a tantos y tantos que durante años han estado cerca de mí, acompañándome sin pedir nada a cambio.




A día de hoy, con la ayuda de mi amigo y socio Imanol Sánchez, gracias al cual estoy metido de lleno dentro de este mundo, intento aportar desde lo que sé: desde la gestión, desde la asesoría, desde el cumplimiento normativo y el respeto a la tradición, porque la seguridad y la calidad no deben estar reñidas con lo que somos. Desde Torosocial, luchamos para que la fiesta siga teniendo futuro, para que la pasión no sea incompatible con la profesionalidad. Nos queda mucho por recorrer, pero me ilusiona que ver que algo estamos consiguiendo…

Es cierto, que nunca tuve valor para ponerme delante, pero siempre he sentido la necesidad de estar cerca. Y aunque esté anunciado en un cartel, aunque me toque hablar en una sala emblemática, mi sitio sigue siendo ese: la segunda fila, la que permite trabajar con humildad para que esto no se pierda.

Ojalá mis hijos, y todos los niños que vienen detrás, puedan vivir los festejos como los vivimos nosotros. Con respeto, con emoción, con el alma encendida, porque en muchos pueblos, donde el día a día va apagando poco a poco su llama, los festejos populares siguen siendo una de las últimas luces que nos recuerdan quiénes somos.

No puedo evitarlo. Ojalá mi padre pudiera ver este cartel, puesto que, aunque esto no sea la portada de un periódico ni el programa de mano de una gran feria, para mí significa haber llegado a un lugar que jamás imaginé.

Nos vemos en Madrid, hablando de lo que más nos gusta.


Alberto Joven

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viernes, 14 de marzo de 2025

14M El día que cambió nuestra profesión

14 de marzo de 2020

Para muchos, es solo la fecha en que comenzó el confinamiento, pero para nosotros, los asesores, ese día marcó un antes y un después en nuestra profesión. Ese sábado se declaró el estado de alarma en España y, de la noche a la mañana, todo cambió. Las calles quedaron vacías, pero nuestros teléfonos comenzaron a sonar sin parar con llamadas desesperadas de clientes. En ese instante supimos que nos enfrentábamos a una de las pruebas más difíciles de nuestras vidas profesionales.

La incertidumbre se apoderó de todos. Ni siquiera nosotros sabíamos qué iba a pasar al día siguiente, pero teníamos claro que debíamos estar ahí para nuestros clientes . La inmediatez se volvió la norma: cada nueva medida que anunciaba el Gobierno exigía respuestas y trámites al momento, sin margen de error, sin importar la hora . Muy pronto nos encontramos trabajando de madrugada , leyendo Boletines Oficiales del Estado publicados a medianoche, intentando descifrar una legislación tardía ya veces incorrecta que cambiaba casi a diario. Los cambios de criterio eran constantes; lo que valía ayer, hoy ya no, y tocaba volver a empezar: reexplicar procedimientos, rehacer papeleo, corregir formularios una y otra vez. Y a todo eso se sumaba la frustración de sentir la falta de respeto por parte de la administración hacia nuestra labor: ni un respiro en los plazos, ni una disculpa por la confusión, ni una palabra de agradecimiento por nuestro esfuerzo. Éramos esenciales para que el sistema no se detuviera, pero nadie lo decía en voz alta.

Aun así, nuestro colectivo sostuvo la economía en los momentos más difíciles. Fuimos el soporte invisible que mantuvo unidas las piezas del engranaje económico cuando todo lo demás amenazaba con romperse. Mientras otros sectores paraban, nosotros no podíamos parar . Gestionamos la recaudación del Estado asegurando que los impuestos se presentarán a tiempo, incluso cuando estábamos al límite. Apoyamos a miles de empresas y trabajadores a sobrevivir: tramitando ERTEs a contrarreloj, solicitando ayudas de emergencia, renegociando contratos, explicando decreto tras decreto. Cada vez que una empresa nos llamaba al borde del abismo, ahí estábamos, buscando soluciones. Cada vez que un trabajador no sabía si cobraría el próximo mes, ahí estábamos, aclarando sus dudas. Nuestra fue una labor silenciosa: sin hacer ruido, sin focos, detrás de despachos improvisados ​​en el comedor de casa. No recibimos aplausos a las 8 ni portadas en los periódicos, no fuimos reconocidos como los sanitarios , pero fuimos fundamentales para sostener el sistema.






Detrás de ese esfuerzo titánico, hubo también mucho miedo, agotación y sacrificio . Teníamos miedo: miedo al virus, miedo a no dar abasto, miedo a equivocarnos porque no había margen de error. Cada día trabajábamos con un nudo en la garganta, intentando mostrar calma aunque por dentro estuviéramos temblando. El agotamiento físico y mental fue extremo: semanas enteras sin descansar, durmiendo apenas unas horas, con el portátil siempre encendido en la mesa de la cocina. Sacrificamos nuestra salud y tiempo con la familia, poniendo por delante el deber con nuestros clientes y con la sociedad. Y todo ello, muchas veces, sin respuestas claras de la administración que nos orientarán. Cada pregunta que lanzábamos a los organismos oficiales regresaba con silencio o con ambigüedades. Las normas se publicaban sin explicaciones, y nosotros tuvimos que dar la cara, improvisar y responder incluso cuando ni las autoridades sabían qué responder . Fue desesperante por momentos, pero no podíamos fallarles a quienes confiaban en nosotros.

Aquel evento cambió para siempre nuestra profesión. Ya no somos solo “asesores” a secas; Después del 14 de marzo de 2020 nos convertimos también en psicólogos, gestores de crisis y apoyo emocional . Nos tocó escuchar el llanto y la angustia de clientes al borde de la ruina, conteniendo nuestras propias emociones para poder darles fuerzas. Pasamos noches ofreciendo palabras de aliento a empresarios que veían desmoronarse el trabajo de toda su vida. Fuimos consejeros emocionales : dando ánimos cuando todo parecía derrumbarse, convirtiéndonos en el hombro sobre el que muchos lloraron. Tuvimos que ser gestores de crisis , buscando soluciones creativas donde no las había, aprendiendo sobre la marcha a interpretar leyes ya tomar decisiones críticas en tiempo récord. E, incluso, dentro de nuestros propios despachos, asumimos el rol de líderes empáticos con nuestros equipos: cuidando de nuestros colaboradores, calmando sus temores y motivándolos a seguir adelante cuando las fuerzas flaqueaban. La asesoría dejó de ser solo un trabajo administrativo y pasó a ser un servicio humano integral , donde importaba tanto cuadrar un equilibrio como dar un abrazo virtual de apoyo.

A pesar de todo, dolio mucho la falta de reconocimiento por parte de la sociedad. Mientras a otros colectivos se les aplaudía y se les llamaba héroes (merecidamente), el nuestro permanecía en la sombra, casi invisible. Duele que muchos siguen viéndonos como simples “intermediarios administrativos” , como meros tramitadores de papeles. Esa visión tan limitada de nuestra labor nos llenó de frustración . Sabíamos que nos habíamos dejado la piel y el alma para mantener a flote empresas y empleos, pero aún así costaba que se valorara nuestro esfuerzo. Ver nuestro trabajo reducido a un trámite burocrático , cuando en realidad habíamos puesto el corazón en cada gestión , fue un golpe duro de encajar. Nos preguntábamos en silencio si alguien se daría cuenta alguna vez de que, sin nosotros, muchas de esas ayudas no habrían llegado a tiempo, muchas empresas no habrían sobrevivido, muchas nóminas se habrían quedado sin pagar.

Hoy, mirando hacia atrás, solo puedo sentir orgullo de pertenecer a este colectivo. Esta experiencia nos cambió, sí, pero también nos hizo más fuertes y más humanos. Quiero agradecer de corazón a todos aquellos compañeros y compañeras que dignifican esta profesión día a día . Gracias a los que, a pesar de la adversidad, supieron adaptarse, crecer y seguir adelante . Gracias por vuestro esfuerzo silencioso y por vuestro compromiso inquebrantable con vuestros clientes y con la sociedad. Puede que nunca tengamos el reconocimiento público que merecemos, pero cada negocio que sigue abierto y cada empleo que se ha salvado es prueba de nuestra labor invaluable. A todos vosotros, asesores y asesoras, que habéis sostenido el sistema cuando más lo necesitamos: GRACIAS . Gracias por mantener la economía a flote, por ser el pilar oculto en los momentos más oscuros. Puede que no llevemos capa ni bata blanca, pero estuvimos ahí cuando el mundo nos necesitó , y eso nadie nos lo podrá quitar. A todos vosotros: gracias, de corazón

Y lo más importante es que ... 

"Seguimos en el camino"


Alberto Joven

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lunes, 6 de enero de 2025

...y otro año más los Reyes no faltaron

En plena lucha de economías y audiencias de televisión, de la Pedroche o el de La Revuelta, de la Cabalgata de Sevilla o la de Madrid, de empresas que pagan pastizales por meter su coche de refilón en la cabalgata... están, o estamos, esos pueblos, esos municipios de los que nadie se acuerda  y a los que nadie les importa ni su audiencia ni su publicidad.


Sin embargo, a esos pueblos también llegan los Reyes, reyes de corazón que con más dificultades cada año, consiguen sacar una sonrisa (y algún que otro lloro) a los niños de los pequeños pueblos. Niños y mayores, ancianos que recuerdan en su niñez como eran los Reyes, que por entonces venían más pobres, y tan solo les llegaba con suerte algún regalo...


No he visto en ningún pueblecito ni nucleo como el nuestro a políticos haciéndose la foto, como suelen hacer en determinadas campañas, ni tampoco saludando a niños y mayores. Cierto es que no nos hacen falta, pero no menos cierto es que el #MedioRural tan solo es un juguete electoral que cada 4 años utilizan en nuestro nombre. 


Con la modestia que caracteriza, los medios humanos y voluntarios que jamás fallan, los Reyes volvieron a llegar a mi pueblo, el pabellón se volvió a llenar y los niños y niñas volvieron sonrientes con su juguete en la mano. Esa  chispa que siempre debemos tener encendida...



Otro año más, los Reyes no faltaron, y mientras haya un solo niño, esta tradición nunca se debe perder. Por la sonrisa de un niño, y ese esbozo de sonrisa de aquellos que hace mucho muchos años esperaban esta noche para recoger su único regalo.


Es obvio, que el pez grande siempre se come al chico, pero la ilusión, la dedicación, el trabajo con medios muy austeros, siempre permitirá que los Reyes nos sigan visitando.


Agradecer a todos los que lo hicieron posible, ya que entre todos, y aunque cada año seamos menos... mantendremos viva la luz de la ilusión.


Y ya por pedir, a esos reyes, que magos son... se podían acordar de nosotros y ponernos un simple Cajero Automático para que nuestros vecinos no tengan que desplazarse a otros municipios... ¿será mucho pedir?


Felices Reyes a todos los pueblos y personas que se sienten identificados.


Alberto Joven


martes, 31 de diciembre de 2024

2025, nuevos lazos, nuevas metas, nuevas ilusiones... (y también obligaciones)

Qué mal me he portado este 2024 con mi blog. Y mira, que le prometí a mi colega de profesión Pedro Toledo que volvería a escribir y tener cierta disciplina con él. Lo he tenido abandonadico... y eso no puede ser.

Y es que, uno no llega a todo, pero debería llegar, así que... además de lazos, metas e ilusiones, para 2025 también nos tenemos que plantear obligaciones.

Hablando de portarme mal, a veces también me he portado mal con mi familia y es que, en ocasiones, el trabajo me ha absorbido tanto que dentro de mi caparazón he estado ausente en situaciones que debería haber estado presente.

Cuando entra un nuevo año, todo son ilusiones y promesas. Yo, que quiero ser crítico conmigo mismo y me voy a plantear obligaciones, porque bajo mi punto de vista (y como soy maño siempre tengo la razón) cumplir con las obligaciones me allanará el camino para lograr mis metas e ilusiones.



De no escribir mucho en el blog a meteros una chapa, va un buen camino, así que no penséis que voy a escribiros aquí algo muy largo.

Simplemente quería recalcar que esta noche, cuando nos diga adiós el 2024, con sus cosas buenas y sus cosas malas, recuerdes 2 segundos este post y te hagas la pregunta de "¿qué podría haber hecho yo para que este año hubiese sido mejor?". Sin duda alguna, si tienes una respuesta, el 1 de enero es el primer día para comenzar a mejorar ese hecho.

Gracias a los que estáis, a los que me aguantáis, a los que me queréis... y por qué no, a los que no me soportáis. Entre todos, hacéis que mi día a día sea mejor y luche por esa obligación de tener cumplir mi ilusión.

2025 por delante, 365 días en los que ninguno se repite, y en el que una vez más, un día sin hacer nada será un día perdido. 


FELIZ AÑO 2025



Alberto Joven


lunes, 15 de julio de 2024

¿Y la jornada "pa' cuando"?

Relojes por todas partes. Cronometramos la entrada, la salida, el almuerzo... pensamos que haremos mañana cuando salgamos del trabajo... todo a nuestro alrededor lo medimos en tiempo... tiempo que no tenemos, tiempo que se agota... "no tengo tiempo de nada". ¿Te suena?


La calidad en el trabajo, debería residir siempre en la calidad, nunca en la cantidad sin embargo, nos empeñamos en medir más el tiempo que los resultados. Y así nos va.


Como es algo de lo que todos, en mayor o menos medida tenemos conocimiento, la reducción de la jornada laboral es uno de los productos estrella de las conversaciones laborales de los chiringuitos de verano.

  • - "Pues en mi empresa trabajamos 43 horas a la semana..."
  • - "En la mía... 45 en invierno y 35 en verano..."
  • - "Mi cuñado dice que el almuerzo no hay que descontarlo..."
  • - "La hermana de Pepito es funcionaria y trabaja 35 horas a la semana..."
  • - "Yo pago a hacienda por las horas extras..."
  • - "... y los profesores si que viven bien..." (esta, es la top del chiringuito)
Y con todas estas casuísticas relacionadas en cuarenta y siete segundos, llegan los de arriba y se les ocurre lanzar el globo sonda como aquel que llegó a la luna... que lo ideal es que todos trabajemos 37,50 horas a la semana... así, sin paños calientes. El tinglao, es majo.


No se si tú, que ahora estás leyendo esta breve #reflexión sabrás que con 40 horas semanales, la jornada anual en España, se estipula en 1.826 horas anuales. No cabe duda, y si no lo sabías, te lo explicarán en el chiringuito, que los convenios colectivos, marcan jornadas inferiores a esa cantidad, rondando, en condiciones normales entre las 1.750 y las 1.770 horas como norma general. Obviamente, algunos indican más, otros menos... pero un alto porcentaje se mueve entre esas horas.

Como aquí nadie ata ni desata, los que nos dedicamos al asesoramiento todavía guardamos la bola de cristal que compramos en pandemia cuando no sabíamos que iban a decir los RDL. Dice mi bola de cristal, y esto es una apuesta más o menos personal que seguro que tiene muchas divergencias y opiniones de otros compañeros... que cuando el Gobierno anuncie la minoración de la jornada anual para equilibrarla a 38.5 horas semanales, nos iremos a una jornada laboral anual máxima de 1.757 horas. ¿Será así? Bueno, mis cálculos, con alguna sentencia del TS que hay por ahí... y en base a lo que yo pienso, entiendo que no serán muy lejanos a esto.


Con todo ello, mucho ruido, pocas nueces y ganas de generar problemática donde no la hay. De igual forma que con la Reforma Laboral se intentó adaptar el Mercado de Trabajo a una normativa, en vez de adaptar una normativa adecuda a la idiosincrasía de nuestro Mercado de Trabajo, una vez más empezamos la casa por el tejado, minorando las horas pero no estudiando la productividad o no que las personas trabajadoras puedan generar durante esas horas. No pongo más medios, no doy facilidades, no doy posibilidad de inversión, no genero tecnologias adaptadas... sino que quito horas, y me bebo un Kas de Limón con gotas.

Cuando las cosas se hacen "por pitera", no suelen salir bien, porque no tienen una base adecuada.

Yo, sigo con mis trece, que para eso soy aragonés... y ahí va mi apuesta:

  • - Con 38.50 horas semana, nos iremos a 1.757 horas anuales
  • - Con 37.50 horas semana, nos iremos a 1.711 horas anuales
Muchos Convenios Colectivos, no tendrán casí repercusión en sus costes a 1.757 horas... pero si, las tendrán con 1.711 horas.


¿Sabías que un trabajador que tiene un coste anual de 28.350 euros (21.000€ de Salario y 7.350€ de Seguridad Social), en un convenio que en la actualidad tenga 1.770 horas... pasará a tener un coste hora profesional de 16.56€/hora contra los 16.00€/hora que tiene ahora? 

Eso quiere decir, que sin incrementar salario, produciendo menos (porque no me han dotado de herramientas para evitarlo), el coste laboral se incrementa un 3,50%. Si además, hemos de subir los costes salariales de convenio, nos iremos a un incremento superior al 6% como mínimo del coste mano de obra, lo que, sin duda alguna, repercutirá de forma negativa en los precios, la inflación... etc etc etc. Y luego claro, nos quejaremos que nos sube el pan y el café de las mañanas...


Encorsetamos la producción a una minoración de jornada, en vez de mejorar nuestra producción para que se defina una reducción de trabajo. De nuevo, volvemos inflexible el mercado de trabajo... un poco más.

¿Qué pasará al final?


Alberto Joven


lunes, 1 de abril de 2024

"El Medio Rural" VS "Las Noticias de la Tele"

Se pone de moda cada vez que hay elecciones y se olvida al día siguiente del escrutinio de las mismas. Una ruleta que todos los ciclos se repite...


"El Medio Rural"... que frase más manida y mal utilizada... y que bien les viene a algunos.


Somos muchos los que con las pocas herramientas que tenemos, luchamos porque los pueblos no se mueran, sigan viviendo y por supuesto, para que la calidad de vida de los que allí viven, sea igual o mejor que los ciudadanos de otros lugares mucho más grandes en cuanto población. Cada uno como puede, como sabe, pero con un mismo fin... aportar ese granito de arena.


"Silencio, brisa y cordura" decía una canción de Antonio Vega. Silencio y brisa en la soledad de muchos días de invierno, de muchas mañanas de otoño y esa cordura que en ocasiones falta a quienes nos dirigen para lograr ese bienestar rural que en muchas ocasiones se nos va escapando poco a poco... y que de seguir así, pronto no tendrá marcha atrás






Y luego viene lo que escuchamos en la televisión, que a mi particularmente, me comienza a echar por tierra muchas de las ilusiones de lucha que uno tiene puestas. ¿Os cuento unas cuantas?


  • Comisiones millonarias por mascarillas VS Pueblos que tienen problemas para cambiar el alumbrado de una simple bombilla fundida en una calle.
  • Edificios de bancos inmensos con cristaleras increibles VS Pueblos que no disponen ni siquiera de un simple cajero para que sus gentes puedan sacar dinero.
  • Desfalcos la Agencia Tributaria de cientos de miles de euros VS Pueblos que no pueden asfaltar sus calles por falta de presupuesto.
  • Gastos desmasurados en Tablets, Móviles, Ordenadores en Sedes Parlamentarias  VS Pueblos en los que el médico no tiene cobertura para emitir las recetas de los ciudadanos.
  • Subvenciones millonarias para eventos insostenibles VS Pueblos que no pueden mantener su Banda de Música porque nadie les ayuda.
  • Estadios de Fútbol con inversiones millonarias VS Campos de fútbol que a duras penas se mantienen por la lucha de unas pocas personas.

Un médico, un maestro, una tienda, una farmacia algo que a muchos les parece algo normal y que para muchos pueblos es un verdadero lujo.


Soy perfectamente racional y considero al 100% que estas palabras se perderán en el viento, en el aire, en esa brisa del pueblo solitario. 


Con 50 años, y muchas aventuras y desventuras a mis espaldas, unas con mejor y otras con peor suerte, os puedo decir que siempre que he podido he dado el 120% por mi pueblo, a costa en muchos casos, a dejar de lado aficiones, disfrute, amigos y lo que es peor, la familia. 


Sin embargo, los que nos embarcamos en situaciones y actividades de este tipo, tenemos claro que esos espacios de tiempo perdidos, son invertidos en una lucha de creer en que todo pueblo tiene y merece su futuro. Siempre lo digo, lo mantengo y lo mantendré. Ojalá mis hijos, puedan disfrutar en Morés lo mismo que yo he podido disfrutar en estos 50 años de vida, y por ello, y por ellos, he luchado y trabajado con ahínco siempre rodedado de grandes personas para que eso pudiera ser posible.

Qué no se hable solo del Medio Rural en elecciones, que no se pierdan sus recuerdos, y que aquellos que nos dirigen y visitan nuestros pueblos en momentos determinados, no tengan que tirar de Google unos minutos antes para poder debatir con los vecinos a los que van a ver.


Esto se apaga si no logramos mantener la llama, la llama de la vida tan necesaria para que sin más, "el que mi madre pueda ir a la farmacia hoy por la mañana no sea un lujo sino algo cotidiano".


Las pilas se acaban, pero gastaremos todos los cartuchos que haya en la recámara. ¿Alguien nos dará voz de verdad alguna vez y no solo en elecciones?



Alberto Joven


jueves, 29 de febrero de 2024

Colaboración VS Competencia

Cuando gente de tu sector hace lo mismo que tú, y únicamente lo ves como una amenaza, puede que te conviertas en un mediocre y solo intentes ganar mercado a costa de hablar mal de tu colega de trabajo. Opinión personal por supuesto, pero basada esta reflexión en situaciones que muchas veces te encuentras en el día a día.


¿Colaboración o Competencia? En todos o en casi todos los sectores empresariales de nuestro país, hay hueco para todos, y donde no lo hay, casi es mejor que no metas la nariz puesto que habrá un monopolio marcado donde no te dejarán respirar. En el resto de actividades, es más fácil y mejor sobresalir por hacerlo bien que por menospreciar a tu ¿competencia?. ¿Qué feo no? 


La vida es corta pero intensa, y es mejor, mucho mejor te lo aseguro, intentar sobresalir y buscar la excelencia de tu trabajo, mejorar procesos, rodearte de personas que suman y sobre todo, formarte para intentar ser un poco mejor cada día, que menospreciar, mentir, criticar o echar por tierra el trabajo de los demás. Siempre dicen, que "en el país de los ciegos el tuerto es el rey", pero a mi, particularmente no me gustaría ser rey así.


Colaborar entre compañeros, ayuda a mejorar y a crecer profesional y personalmente a las personas, porque, que nadie lo olvide, antes de profesionales somos personas.




Yo, siempre estaré orgulloso de todos esos tiempos que he invertido, que no perdido, ayudando y colaborando con compañeros en todos los ámbitos de profesión en los que he trabajado... y es que, como dice Kuppers, "siempre te recordarán por tu forma de ser..."


Aprovecho estas líneas también por supuesto, para agradecer a todas esas personas que de un modo u otro se han acercado a mi para ayudarme, para enseñarme situaciones que desconocía y sobre todo, para ser un poquito mejor en cada una de las cosas que hago cada día.


Conseguir un cliente, realizar un trabajo, cerrar un contrato por méritos propios es clave en estos tiempos en los que corremos. Cerrarlo por demérito de tus colegas de profesión, o porque estos hayan hecho alguna trampilla en la consecución, no debe preocuparte, puesto que si lo haces... estarás en camino de ser como ellos en un futuro cercano.


Yo lo tengo claro. Colaboración, y nunca competencia... y si ha de haberla, que sea lícita porque así, me ayudará a ser mejor en el intento de mi próximo logro.


Y siempre de frente y por derecho, eso... que nunca falte. Y el Kas de Limón, tampoco.


Alberto Joven